miércoles, 14 de junio de 2017

CIEN AÑOS DE SOLEDAD/GABRIEL GARCIA MARQUEZ

Resultado de imagen para cien años de soledadPOR MONTSE 

        

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento el coronel Aureliano Buendía había de recordar a aquella tarde remota en que su padre lo llevo a conocer el hielo Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas parecían de nombre, y para mencionarlas habían de señalarlas con el dedo todos los años, por el mes de Marzo una familia de gitanos desarrapados plantaba su planta cerca de la aldea, y con un gran alboroto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el imán. Un gitano corpulento de barba montaraz y manos de gorrión, que se presentó  con el nombre de Melquiades, hizo una trupulenta de demostración pública de lo que el mismo llamaba la octava maravilla de los sabios alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos lingotes metálicos, y todo el mundo se espantó al ver que los calderos, las pailas, las tenazas y los anafes se caían de su sitio, y las  maderas crujían por la desesperación de los clavos    y los tornillos tratando de desenclavarse y aun los objetos perdidos desdecían mucho tiempo aparecían por donde más se le había buscado,  y se arrastraban desbandadas turbulentas a detrás de los fierros de Melquiades. 

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